Rocío quiere pasar desapercibida en clase, pero no lo consigue. Es el centro de las críticas de sus compañeros. No levanta la cabeza del pupitre, baja la mirada cuando alguien se dirige a ella, se camufla entre la gente para pasar inadvertida, pero aún así, las burlas de sus compañeros la persiguen a diario.
Abrumada por los bulos que difunden, cansada de que se refieran a ella con motes y de que le pasen notitas con insultos, Rocío intenta refugiarse en esa otra realidad en cuanto sale de clase. En Internet ha encontrado una vía de escape a su angustia. En la Red, a diferencia de la vida “real”, tiene más carisma y sorprende muy favorablemente a todas las personas con las que habla, hasta el punto de formar parte un grupo de “ciberamigos” con los que queda a diario para charlar y contarse su día a día.
Como sucede con frecuencia, en este grupo de “ciberamigos” no se han desvelado sus verdaderas identidades. Rocío se hace llamar Carmen y se ha convertido en una de las piedras angulares del grupo. Un día, los “ciberamigos” empezaron a insultar por diversión a una participante del foro, que nada tenía que ver con ellos. Estaban aburridos y querían divertirse a costa de alguien. Rocío, a pesar de saber lo que se siente al ser acosada, por una vez quiso sentirse integrada y participó de las críticas y burlas que dirigieron contra la otra forera.
Son muchos los motivos que llevan a los usuarios a tener comportamientos agresivos, o mal educados en Internet. El odio por algún compañero o amigo, la necesidad de desahogarse, la venganza o el dar salida a diversas frustraciones, son algunos de los motivos que generan conductas inapropiadas en Internet. Lo hay que preguntarse es si estos comportamientos que surgen en ocasiones en Internet son propios de las personas que los llevan a cabo. En el caso de Rocío, nada tiene que ver su manera de actuar en su día a día con su manera de hacerlo en Internet ¿Por qué cambia el comportamiento on-line? ¿Por qué en Internet actuamos de un modo diferente a cómo actuaríamos en la vida real? No es el único, pero el motivo principal de este cambio de actitud es el anonimato teórico que ofrece Internet.
En Internet tendemos a creer que podemos hacer lo que queramos, que como nadie sabe quiénes somos no hay consecuencias. En ocasiones se habla del mundo 2.0 como el único mundo donde no hay ley, pero la realidad no es ésta. En la red no somos tan “anónimos” como creemos. Seguimos estando sometidos a las normas igual que en la vida real.
Esconderse para hacer daño tras un nick falso Internet es una actitud cobarde e indeseable. Parece que insultar o ridiculizar a una persona a través de las nuevas tecnologías no es ni tan serio ni tan fuerte como hacerlo en persona. Los menores ven en Internet un entorno de ocio y diversión y creen que todo lo que pasa on-line queda en un juego desaparece al apagar el ordenador. Pero las burlas, los insultos, y los mensajes desagradables siguen ahí… permanecen en el tiempo y además se hacen visibles a otras personas que pueden terminar participando también en el linchamiento virtual.
Es prioritario hacer entender a los usuarios más jóvenes, y también a los adultos, que cuando encendemos el ordenador no vamos a otro mundo, continuamos en la vida real. Internet no es ningún juego, es una prolongación de nuestra vida, vivimos también en Internet. Conclusión: en la Red se tú mismo, actúa como tú lo harías, disfruta como solo tú sabes, descubre aquello que tú quieras, y respeta a los demás como te gustaría que te respetaran a ti.
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